REFLEXIONES SOBRE LOS LIMITES, LOS SUEÑOS Y LO ESENCIAL.

AQUI, EN EL SUR, TU MIRADA FUE UN IDIOMA, PORQUE AQUI, EN EL SUR, TODO ESTA EN EL CORAZON... Y EN TUS OJOS, VI TU CORAZON... ... Y EN TUS OJOS, Y POR TUS OJOS, VI TU ALMA ENTRAR Y SALIR. AQUI, EN EL SUR, POR TUS OJOS NO CIRCULABA EL LABERINTO DE LOS ARGUMENTOS... NO POR TUS OJOS, NO. NUESTRAS MIRADAS ERAN EL CIELO. NUESTRAS MIRADAS NOS ACARICIAN DESDE LA MEMORIA LA MEMORIA EN EL SUR DEL SUR CHALOPE (AL SUR DE ESA RAZON QUE HABITA EL NORTE AL SUR DONDE HABITA LA INTUICION QUE TANTO TEME EL NORTE LA INTUICION LA REVOLUCIONARIA LA QUE SE REVUELVE CONTRA SI MISMA CAMBIANDO RADICALMENTE SU INTERIOR, A DIFERENCIA DEL RESTO DE REVOLUCIONES QUE NO SON MAS QUE CARENCIAS, VENGANZAS Y MEDIOCRIDADES QUE SE ATREVEN A SALIR AL SOL. Y QUE COMO MUY BIEN NOS DICE BENITEZ, EL MUNDO CAMBIARA CUANDO LOS SERES HUMANOS MUDEN SU INTERIOR, Y QUE SOLO NECESITAMOS UN MILLON DE AÑOS... CARIÑO, TU Y YO NO LOS TENEMOS... ) 

Bajo el sudor de una noche de sexo y alcohol, un Darío Grandinetti con barba de dos días declama: “Me importa un pito que las mujeres  tengan los senos como magnolias o como pasas de higo  un cutis de durazno o de papel de lija le doy una importancia igual a cero  al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida (…) ¡pero eso sí! –y en esto soy irreductible-  no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar”.  El poeta insomne dirige su mano hacia un interruptor colocado sobre su mesita de noche y, al pulsarlo, un abismo se abre en el otro lado de la cama para librarle de esa compañera de alcoba al parecer no especialmente dotada para el vuelo. Así empezaba  El lado oscuro del corazón  (1992), ...